martes, 13 de septiembre de 2011

La parrillada argentina

Sí, voy a dedicar una entrada sola a esto. Es lo que tiene quedarse impresionado.
Voy a empezar por el final. Sólo he pagado 98 pesos, esto es, menos de 20€. A partir de aquí, empiezo de forma cronológica.
Esta mañana ha sido poco afortunada. Abrí el ordenador a las 8.30 de la mañana y creo que ese fue mi peor error. En España ya eran las 13.30, con lo cual todo el mundo que quería decirme o mandarme algo ya lo había hecho y, efectivamente, todo el mundo se ha puso de acuerdo para dejarme descansar ayer y bombardearme hoy. Empecé a contestar correos y a organizar cosas del periódico y se me pasó la hora de la excursión gratuita de las 11. "Así, mal vamos", pensé, aunque alguno de vosotros seguro que piensa que mal nada de nada (por si lo lee mi amigo Javier Vidal).
Aquí se come sobre las 13 horas, así que a eso de las 12.40 salí del hotel rumbo a una zona donde en la oficina de turismo me comentaron que había dos o tres restaurantes buenos donde comer carne a la parrilla. Como comprenderéis, para una vez que vengo a Argentina no voy a andar con tonterías.
El paseo fue un poco más largo de lo que yo esperaba, quizá porque me paré en algunas tiendas para comprar algunos detallitos para las niñas y para Marivi. Una vez que llegué al sitio, los tres restaurantes estaban seguidos, uno al lado de otro, como si de un museo se tratase. Por fuera, los tres tenían muy buena pinta: Las Chilcas, La Mamma y Alkorta. Como los tres tenían la carta con los precios en la puerta, me detuve en cada uno de ellos y me decidí por Las Chilcas, no por nada en especial, sino porque tenía menú a 54 pesos (unos 11 euros) y tenía buena pinta.
Detalle de la carta de Las Chilcas en el exterior del local. Arriba, en el centro, el precio del menú. Justo debajo, la parrillada con la descripción de todo lo que tiene. No caí en la cuenta de todo hasta que me lo pusieron todo.
Una vez dentro y con la carta en la mano pensé: "Qué narices, para qué he andado hasta aquí, ¿para pedir un menú?". Llamé al camarero y le dije: "Mire, quiero comer carne y quiero que me recomiende una, pero que no sea el bife de chorizo, que eso ya lo probé ayer". "¿Ha probado el ojo de bife? Es parecido al bife de chorizo, pero de una parte anterior del animal y más sabroso...", me aconsejó el camarero. "Bien -respondí-, pero, ¿me recomienda eso o la parrillada?". El camarero me miró fijamente, abrió sus ya bien grandes ojos, respiró hondo y me espetó: "Hombre... la parrillada tiene de todo para degustar y ahora viene con una buena guarnición y ensalada y postre todo incluido". Yo creo que él pensaba que no iba a poder con todo. "Bueno, pues la parillada y agua, por favor".
Antes de nada, me trajeron de entrantes unas berenjenas en vinagreta (no las había probado antes hasta ayer, porque ayer me pusieron lo mismo en el otro restaurante), un trozo de pan casero y una empanadilla casera rellena de carne. Muy buena, todo apuntaba bien.
Berenjenas a la vinagreta y pan casero en Las Chilcas.
Se presenta el mozo con un plato repleto de patatas fritas y huevos revueltos y otro plato con un trozo de chorizo (como de dos dedos gordos de tamaño), un trozo de morcilla (del mismo tamaño), una especie de torreznito de mi tierra, pero como de 30 cm de largo reliado y un entrecot pequeno (como la palma de una mano sin dedos y de dos dedos de ancho). Se fue el camarero y me trajo un plato de ensalada (lechuga, tomate y cebolla) y condimentos para aliñarla. "Buen provecho", me dijo, y se marchó. Yo, que ya tenía el iPhone en la mano y estaba apunto de hacer una foto, pensé: "¿Cómo que buen provecho? ¿Ya está? ¿Esto es la parrillada? Vamos, comer como de sobra, pero... ¿ya está? Paso de hacerle foto, que se van a reír de mí".
Cuando ya me quedaba poco, vuelve el camarero y me pone en el plato un trozo de costillar como la palma de mi mano (ahora sí, con dedos), pero nada de hueso, lo juro, y un trozo de lomo de cerdo del tamaño del entrecot, pero más fino, claro. "Esto mejora", pensé.
Cuando estaba terminando el trozo de lomo, vuelve el amable señor y me pone en el plato un trozo de cabrito y una brocheta de carne de ternera. En ese momento he de reconocer que empezaron a entrarme sudores y dudé sobre si sería capaz de comerme todo eso, así que decidí echar, ahora sí, una foto.
Cabrito, brocheta de ternera, trozo de lomo y costilla de ternera.
Mientras, algunos de vosotros me escribíais por FaceBook y, como el restaurante tenía wifi gratis, pues yo os iba comentando la jugada. De repente, vino a mi mente la carta de la puerta... 78 pesos... "No puede ser, 78 pesos (algo más de 15 €) por toda esta barbaridad de carne (os prometo que tres personas hubiesen comido bien incluso siendo yo una de ellas)", pensé. En esto, vino el camarero, me retiró los platos y volvió con la carta de los postres. "Puede usted elegir el que quiera, que entra en el precio", explicó. ¡Es verdad, se me había olvidado, tenía postre!, pero no podía ya con nada más, así que tiré de tópico y... para bajar la comida... sí, lo sé, es mentira, pero a mí me ayuda... helado de limón. Cuando le dije mi elección al camarero me miró como pensando "¿pero es posible que este boludo aún coma más?". Me trajo una copa con tres bolas de helado de limón. Yo creo que lo hizo a propósito, a ver si me dejaba alguna, pero no ocurrió.
Después de eso, salí como pude del restaurante, casi con vergüenza por habérmelo comido todo y he venid al hotel a escribir esto. Ahora me voy a ver la Manzana Jesuítica, Patrimonio Cultural de la Humanidad. Ya os contaré qué tal.
¡Que aproveche!

Ruta turística por Córdoba (Argentina), trabajo y cena

Después de mi "frugal" comida, tomé un helado para rebajar. Ya se sabe... el mito de que el helado rebaja una comilona... Y después me embarqué en una ruta turística por la ciudad. Eso sí, como casi no me podía mover, decidí coger el autobús turístico, que tardaba una hora y media, costaba 40 pesos (8€ más o menos) y me lo había recomendado todo el mundo, desde la chica de la oficina de turismo hasta el recepcionista del hotel.
Lo primero que hay que destacar es el autobús en sí. Un modelo antiguo traído de EEUU, según nos contó la guía, y que merecía una fotografía que olvidé sacar (a ver si mañana lo veo y enmiendo el error).
La ruta, a nivel global, merece un 7,5. El precio no es caro, pero se paga la incomodidad de tan vetusto transporte. La ruta está bien, es bonita, pero Córdoba no es Madrid, ni Barcelona, ni Valencia... Así que, aunque lo que se ve es bonito, son todo fachadas de casonas y palacetes, que son muy bonitos, pero poco más.
Palacio de Justicia de Córdoba.
Sin duda, lo más destacable, la iglesia de los Capuchinos (mirad qué fachada). Por supuesto, cuando terminó la ruta, me fui andando a adentrarme en ella.
Vista de la Iglesia de los Capuchinos desde el autobús turístico.
Su interior me sorprendió, no por inesperado, porque seguía el estilo marcado por el exterior (policromía, gótico, luces coloridas...), sino que me sorprendió porque yo creo que no he visto nada así nunca. Altas bóvedas de crucería llenas de colores, grandes vidrieras laterales repletas de colores que eran la única luz que llenaba la estancia, figuras de santos y vírgenes muy al estilo sudamericano (espero que entendáis esta expresión)...
Interior de la Iglesia de los Capuchinos.
De lo que más me sorprendió es que, a los dos lados del altar mayor, había una escalinata que subía a una pequeña capilla que había tras el altar desde donde se podía ver toda la estancia de la iglesia. Esa capilla tenía una iluminación sobrecogedora. Seis grandes vidrieras que iban desde el suelo hasta el alto techo hacía que la luz del sol pareciese naranja a esas horas del día (las 5 de la tarde en Argentina) y el espectáculo no era descriptible. Hice alguna foto, pero, aunque la cámara del iPhone es buena, no da para tanto.
Altar mayor de la Iglesia de los Capuchinos.
Tras mi visita a los Capuchinos, decidí volver al hotel porque estaba realmente cansado. Pensé en echar una siestecilla hasta las 8 de la tarde, hora en la que aquí se cena, pero temía quedarme dormido hasta el día siguiente, así que abrí el ordenador, llamé a casa (bendito Skype...), me puse a contestar correos y... ¡sorpresa! Uno de los correos tenía trabajo para mí (qué raro...). Me puse con ello y cuando terminé me marché a cenar fuera.
Pregunté en la recepción del hotel. El chico no era el mismo que el de esta mañana, pero su recomendación sí. "He estado allí a medio día y estaba todo muy bueno, pero querría cambiar de sitio esta noche", le dije. Entonces me recomendó otro, más moderno, más variado y muy cerca del hotel. "Perfecto", pensé.
Llegué a la Mandarina (así se llama el lugar) y pedí una cerveza y la carta. "¿De qué tamaño quiere la cerveza?", me preguntó el chico. "Mediana, ni grande ni pequeña", contesté. Pero no coló. "No, señor, grande o pequeña", dijo él. "Pues grande entonces", respondí (¿alguien lo dudaba? Ya se sabe, burro grande ande o no...). Pero cuando el chico apareció con una Heineken de un litro le pedí, por favor, que me trajese una pequeña, porque no me veía con energía suficiente. Después pedí una lasaña, muy buena, por cierto y decidí dar un paseo para buscar un helado. Ah, se me olvidaba, lasaña, pan y cerveza, 50 pesos, unos 10 €, no está mal.
Lasaña, pan, queso rallado y cerveza en la Mandarina.
Tras el helado y el paseo por la Plaza del General San Martín, donde está la catedral de Córdoba dedicada a la Virgen de la Asunción, volví al hotel con ganas de meterme pronto en la cama, pero una peliculita tumbado... es un placer irresitible. "Lobo", fue la elegida (sólo tengo otra más, así que tampoco había mucho donde escoger). Después, a dormir y mañana será otro día.
Vista nocturna de la Catedral de Córdoba desde la Plaza San Martín.


Bienvenido a Argentina

Después de unas 13 horas de vuelo, llegué a Córdoba, Argentina. Antes de bajar del avión, pregunté a algunos compañeros de vuelo cómo llegar al centro de la ciudad, donde estaba mi hotel. "Coja un taxi", fue la respuesta unánime, "le costará unos 60 pesos", que al cambio vienen a ser unos 12€ (nada caro teniendo en cuenta que el aeropuerto está a unos 15km de la ciudad). "No cojas el bus, porque se paga con una moneda especial y es caro, cuesta unos 2,50 pesos; una cagada eso de la moneda", me dijo uno de los viajeros natural de Córdoba. "No pienses que aquí hay suburbano", me dijo otra viajera, "quizá algún carro tirado por caballos... pero buenos, caballos buenos...".
Pensé que era un rico en un país que aún le queda por avanzar y mi paseo en taxi al hotel me lo confirmó. Las calles están mal asfaltadas, con muchos badenes, coches muy modestos por todos lados, etc.
Llegué al hotel. Un 3 estrellas argentino, es decir, una pensión de, como mucho, una estrella en España. Pero muy amables, eso sí, y con wifi gratis. Llamada preceptiva a casa para que sepan que llegué bien (por Skype, por supuesto... bendito Skype), una ducha y a dar un paseo por el centro, que estoy muy cerca.
Vista interior de la habitación del hotel.
Tras una cervecita en una terraza, visito El Solar de Tejeda. Me lo han recomendado en el hotel, pero no en la oficina de turismo que está a 20 metros del restaurante.
Los camareros son muy simpáticos. "Quiero comer carne, que me han dicho que aquí la hacen muy buena, y quiero algo conforme a mi tamaño", digo a la camarera que me atiende. Sonríe, pero no duda: "Bife de chorizo. A la parrilla y ahora está de oferta con guarnición de huevos fritos y patatas". No se hable más; las imágenes hablan por sí solas.
Bife de Chorizo con huevos fritos y patatas y una cerveza.
Ahora voy a dar una vuelta en el autobús turístico. Espero poder moverme hasta la parada, que está aquí al lado.
¡Bienvenido a Argentina!

domingo, 11 de septiembre de 2011

10 años de la tragedia del 11-S

Hoy es un día de esos que no se olvidan en mucho tiempo. Hace hoy 10 años, unos terroristas integristas islámicos cometieron el mayor atentado de la historia al estrellar dos aviones de pasajeros contra las torres del World Trade Centre de Nueva York.
Quería escribir este pequeño post para poner mi granito de arena en el recuerdo de aquello, en la memoria de los que perdieron la vida y en la de sus familias, para que puedan llevar ese dolor con paz.
http://www.youtube.com/watch?v=yrVopfes8_w&feature=youtube_gdata_player
Os dejo el enlace al vídeo de las Noticias de Antena3 de aquel día, que es lo que yo vi en directo y cómo me enteré de la terrible catástrofe.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Blogger en el iPhone

Google ha lanzado su aplicación oficial para controlar la cuenta de Blogger desde el iPhone. Hasta ahora sólo había un par de aplicaciones gratuitas, pero, a ni entender, "no daban la tall". La app oficial, que por supuesto también es gratuita, parece funcionar bien, aunque, de momento, no permite enlazar términos con páginas web, una función que sí permitían la otras aplicaciones aunque a mí me daba error el 75% de las veces que lo usaba.
En definitiva, que si esta app va bien, supongo que daré algo más de vida a este blog, que lo tengo más que olvidado.
Aquí dejo el enlace a un blog donde se habla de la nueva aplicación de Google Blogger para iPhone y donde podría encontrar el enlace de descarga de la app: http://m.applesfera.com/aplicaciones-moviles/google-lanza-la-aplicacion-nativa-de-blogger-para-ios-y-una-interfaz-web-movil-para-google-music